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domingo, 23 de septiembre de 2012

Sentencia Previa: Las profecías autocumplidas - publicado el 23 de septiembre de 2012


Sentencia Previa: Las profecías autocumplidas
En el año de 2002, se estrenó una película de ciencia ficción que llevaba el nombre de “Sentencia Previa” (Minority Report) protagonizada por Tom Cruise y basada en el libro de Philp K. Dick del mismo nombre. En ella, una unidad especial de policías, llamada “Precrimen” era capaz de predecir cuando un sujeto iba a cometer un crimen con unos minutos de anticipación y era arrestado por su delito potencial, antes de cometerlo.

Aunque allí se hablaba de ciencia ficción, en la vida real ocurre algo que tiene un paralelo con esa película. Me refiero a las Profecías Autocumplidas (PA), que son el camino asegurado al fracaso, en cualquier situación que se les encuentre. Tal como en la película una PA es una “sentencia previa” aplicada a un evento que se está desarrollando o está por aparecer, y que tiene un catastrófico final anunciado desde antes de concluirse.
Este concepto es un aporte del sociólogo Robert K. Merton que define la PA como: La profecía que se autocumple es, al principio, una definición “falsa” de la situación que despierta un nuevo comportamiento, que hace que la falsa concepción original de la situación se vuelva “verdadera”. Esto es: Se me presenta una situación cualquiera y mis pre-juicios la definen falsamente, lo que me lleva a comportarme de forma huraña ante ella. Ese comportamiento provoca que mi falsa definición inicial se convierta en verdadera, perdiendo de vista que fue mi actitud previa lo que lo ocasionó.

Es el caso donde, el resultado es invariablemente malo y aparece el razonamiento: “Claro, pero si yo ya sabía que así iba a terminar. Siempre ha sido así…”  Es una astuta trampa del ego para darnos razones que sustentan lo que desde antes sospechábamos que podría ocurrir. Es el pre-juicio que genera el resultado no deseado, para confirmarse a sí mismo.
Al sentirse descubierto, el ego se defiende funda-mentando, o sea poniéndole una “funda mental” al hecho, para mantener su postura catastrofista. “Si siempre ha ocurrido lo mismo en experiencias pasadas ¿por qué ahora será diferente? Tengo que escuchar a la voz de la experiencia que me dictamina que volverá a ocurrir una vez más”.  Esta es la percepción actuando en contra de nosotros mismos. Lo que el ego pasa por alto, es que si el evento fue negativo en el pasado, también fue causado por el mismo pre-juicio que ahora esgrime como prueba.

Cuando desestimamos o aún, ignoramos el poder que tenemos para controlar nuestra propia realidad, las PA conforman la semilla de lo que habremos de obtener y que perceptualmente, nos ubica como víctimas de las circunstancias. Y bien podríamos afirmar que las circunstancias son el efecto necesario de los pensamientos, las palabras  y los sentimientos que los precedieron, asegurando así un resultado invariablemente malo. Nuestra certeza es tan determinante e irrevocable, que el efecto adverso aparece ante nuestros ojos de forma necesaria. Es como rezar para que las cosas malas nos ocurran.
De la actitud que tomemos para abordar cualquier evento que se nos presente, ésta determinará su resultado por consecuencia. Las PA están basadas en el miedo a lo desconocido y por tanto, en el miedo al éxito. Si desconozco como es lidiar con el éxito, prefiero quedarme cómodamente en mi zona de confort, donde los fracasos los he manejado siempre como viejos conocidos.

Las PA se presentan como algo de lo que tendremos que aprender a enfrentar, si verdaderamente queremos lograr realizar cosas valiosas en la vida. Dentro de nosotros habita un juez implacable que le encanta juzgarnos por todo lo que hacemos o dejamos de hacer, y cuando eso no es suficiente para desanimarnos, nos dicta “sentencias previas” sobre lo que queremos emprender, asegurándonos que todo saldrá mal y condenándonos de antemano por ello.
Comprender todo esto no basta, nuestra fortaleza y astucia deben ser utilizadas para lograr bloquear la tendencia al prejuicio de la que se vale el ego para sacarnos del camino hacia la realización de nuestros sueños, si es que verdaderamente aspiramos a lograrlos.

¡Que tengas un magnífico fin de semana!

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